La actividad no convencional de los hidrocarburos en Vaca Muerta parece estar entrando en una nueva etapa de “consolidación”. De acuerdo a la última edición del informe mensual elaborado por Luciano Fucello, country manager de NCS Multistage, al que accedió Shale24.com, se contabilizaron 1.762 etapas de fractura durante noviembre, una cifra que sólo supera a enero —con 1.761— y se mantiene por debajo del registro de marzo, cuando se registraron 1.960 fracturas.
Si bien el nivel de actividad en la cuenca todavía se mantiene en un nivel operativo alto, ya no supera los picos extraordinarios registrados en los últimos meses. Esto encendió algunas advertencias en el sector. Es que las etapas de fractura representan el termómetro de la actividad de los yacimientos no convencionales, y no en cantidad de pozos o equipos de perforación activos, como lo es en los yacimientos convencionales.
Las etapas de fractura se convirtió en la forma más aproximada de medir la actividad económica del sector, especialmente en la cuenca neuquina, donde el shale domina. Cada etapa de fractura implica el traslado de aproximadamente 250 tn de arena y 1.500 m3 de agua inyectada a más de 10.000 PSI en boca de pozo, lo que permite medir el nivel de actividad.
El ritmo impuesto por YPF
El dato más contundente es la hegemonía de YPF, que concentró el 53% del market share mensual, un dominio no visto desde los primeros años del desarrollo masivo del shale. En noviembre de 2025 la petrolera de bandera realizó 934 fracturas, casi tantas como las seis operadoras siguientes combinadas.
Vista Energy se ubicó en segundo lugar con 201 operaciones, seguida por Pampa Energía, que cerró el podio con 196 punciones. Más atrás se posicionaron Pluspetrol, con 172 etapas, y Tecpetrol, con 146. Por debajo del centenar quedaron Chevron, con 82 fracturas, y Phoenix Global Resources, que aportó 31.
El año 2025 se caracterizó por un alto volumen de producción y eficiencia récord, pero también por una menor diversidad de actores. La actividad de fractura del país se ha reconvertido casi por completo al shale, que representa el 98% de las operaciones, con el convencional y el tight gas en mínimos históricos.
En el mercado de compañías de servicio, el liderazgo también fue claro: SLB se ubicó como la empresa con más fracturas con 545 etapas (31%), impulsada por sus contratos de largo plazo con YPF. Le siguieron Halliburton (22%) y SPI (10%). El segmento también mostró concentración, reduciendo la competencia de un escenario de 6-7 actores relevantes a apenas 3 dominantes.
Panorama para 2026
El análisis indica que Vaca Muerta estría entrando en una etapa más “madura”, aunque podría enfrentarse a al menos cuatro riesgos principales:
- Concentración del mercado: se proyecta que en 2026, YPF podría controlar más del 50% de la actividad nacional, mientras que SLB y Halliburton manejarían el 60% de las etapas de fractura. Esta dependencia podría aumentar el riesgo sistémico ante cualquier variación operativa.
- Inversiones defensivas: las empresas están optando por optimizar las áreas existentes en lugar de impulsar nuevos permisos de exploración. Esto reduce la diversificación geológica y hace al sistema más sensible a los declives en las ventanas centrales.
- Cuellos de botella logísticos: la infraestructura no ha crecido al mismo ritmo que la perforación. Hay oleoductos saturados en picos, capacidad eléctrica limitada y problemas con el tratamiento de agua y el suministro de arena. Sin ampliaciones, este cuello de botella puede frenar proyectos en un plazo de 6 a 12 meses.
- Escenario global incierto: la volatilidad de los precios del Brent por conflictos geopolíticos, el posible cambio de política energética en Estados Unidos y la desaceleración económica global impactan directamente en la decisión de inversión de las empresas medianas.
En conclusión, 2025 demostró el músculo productivo de Vaca Muerta, pero 2026 será un año clave para determinar si la formación puede sostener su ritmo, aumentar la capacidad exportadora y atraer nuevas inversiones o si, por el contrario, está experimentando una fatiga estructural debido a la alta concentración y los límites de la infraestructura.