Giro inesperado: Donald Trump emite documento de "dominancia energética" y Vaca Muerta pasaría a ser un "activo de seguridad regional"

La Casa Blanca presentó su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, priorizando su acceso a los combustibles fósiles. Las consecuencias de este cambio geopolítico podrían sentirse en Vaca Muerta.

por Matías Astore

Donald Trump acelera en la carrera por la energía fósil y los minerales críticos

En las últimas horas se conoció la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, un documento que marca un quiebre definitivo con las políticas de las últimas décadas. 

Lejos de la retórica diplomática habitual, el texto firmado por el presidente Donald Trump establece una hoja de ruta clara: "America First" no es sólo un eslógan, sino que se alza como la nueva doctrina “oficial” para asegurar que Estados Unidos siga siendo “la nación más poderosa y rica de la historia”.

Esta nueva estrategia prioriza, ante todo, la "dominancia energética". El documento rechaza explícitamente lo que denomina las ideologías "desastrosas" del cambio climático y el "Cero Neto" (Net Zero), argumentando que estas políticas terminaron favoreciendo a los adversarios y debilitando a Occidente. 

Si Argentina decide alinearse bajo este nuevo paraguas de seguridad hemisférica, Vaca Muerta podría transformarse en mucho más que un yacimiento rentable; pasaría a ser un activo de seguridad regional. 

En su lugar, Washington busca restaurar su preeminencia en petróleo, gas y energía nuclear como una prioridad estratégica máxima. Además, el plan revive la Doctrina Monroe bajo un nuevo "Corolario Trump", cuyo objetivo es disputarle a las potencias extranjeras (específicamente China) el control de activos estratégicos en el Hemisferio Occidental.

Vaca Muerta y el “boleto dorado” en la nueva era energética

Para la Argentina, y específicamente para el desarrollo de Vaca Muerta, este cambio de paradigma en el Norte representa un desafío. La nueva estrategia de Estados Unidos ya no busca simplemente "ayuda" internacional, sino integrar a sus aliados en una cadena de suministro más robusta que excluya a sus rivales.

La Terminal Portuaria de Punta Colorada, donde se almacenará el crudo de Vaca Muerta, para su futura exportación a partir de diciembre de 2026.

Si Argentina decide alinearse bajo este nuevo paraguas de seguridad hemisférica, Vaca Muerta podría transformarse en mucho más que un yacimiento rentable; pasaría a ser un activo de seguridad regional. La estrategia detalla un mecanismo preciso de cómo funcionaría este beneficio: 

  1. Financiamiento directo para infraestructura crítica: el principal cuello de botella de Vaca Muerta siempre fue la infraestructura “pesada” (rutas, ductos y plantas de licuefacción). La nueva estrategia ordena al gobierno estadounidense identificar estos "puntos estratégicos" y recursos en el hemisferio para su desarrollo conjunto. Más importante aún, habilita a sus agencias financieras —como la U.S. International Development Finance Corporation y el Ex-Im Bank— para financiar la compra de bienes y servicios necesarios. El objetivo explícito es construir "infraestructura energética escalable y resiliente". Esto mismo aplica para el acceso a los minerales críticos (litio, cobre, oro, plata, etc.).
  2. Tecnología de punta para la exportación: el documento no sólo habla del proceso de extracción, sino también de la etapa de comercialización. Washington ve en el desarrollo de tecnologías para el Gas Natural Licuado (GNL) y Gas Licuado de Petróleo (GLP) una vía para generar ganancias tanto para las empresas estadounidenses como para sus socios. De llegar a alinearse a esta nueva estrategia, Argentina podría acceder más fácilmente a la tecnología necesaria para licuar y exportar su gas a escala global, desplazando a otros potenciales proveedores (considerados “hostiles a los intereses occidentales").
  3. El fin de las trabas ambientales: al declarar el fin de la era del "Cero Neto" y priorizar la energía barata y abundante, desaparecen las presiones diplomáticas que antes dificultaban el financiamiento de proyectos fósiles. Para Washington, un socio que produce gas y petróleo ya no es un problema ambiental, sino una solución geopolítica para la estabilidad de precios y la seguridad energética.

Sin embargo, todo este flujo de capital y tecnología no sería “gratuito”. La estrategia de la Casa Blanca es transaccional y clara: busca "alistar" socios y "expandir" su influencia. 

El documento advierte que Estados Unidos trabajará para "sacar afuera" a las compañías extranjeras que construyen infraestructura en la región y condicionará sus alianzas a la reducción de la influencia adversaria en puertos e instalaciones estratégicas.