El anuncio de Southern Energy y SEFE marca un antes y un después en la forma en que Argentina se inserta en el mercado global de GNL.
El consorcio integrado por PAE, YPF, Pampa Energía, Harbour Energy y Golar LNG acordó con la empresa estatal alemana SEFE Securing Energy for Europe un Heads of Agreement para la venta de hasta 2 millones de toneladas anuales de GNL durante ocho años, con entregas previstas desde fines de 2027. ¿Qué significa esto y cuáles son las consecuencias?
Vamos por partes. El documento, que todavía debe traducirse a un contrato definitivo de compraventa (SPA), es presentado por la propia SEFE como el camino hacia el primer contrato de suministro de GNL de largo plazo firmado por Argentina. Según pudo reconstruir Shale24 a partir de fuentes empresarias y documentos públicos, el volumen comprometido equivale a cerca de un tercio de la producción anual futura de Southern Energy y podría generar más de u$s7.000 millones en exportaciones a lo largo de la vigencia del acuerdo, dependiendo de la trayectoria de precios internacionales.
Del lado físico, el gas se originará en Vaca Muerta, será evacuado por nuevos gasoductos hacia la costa de Río Negro y se licuará en dos unidades flotantes de GNL (FLNG) que operarán en el Golfo San Matías. El primer buque será el Hilli Episeyo, con capacidad de alrededor de 2,45 millones de toneladas anuales desde fines de 2027; el segundo, identificado como MK II, sumará unos 3,5 millones de toneladas a partir de 2028. Ambos estarán fletados a Southern Energy por Golar LNG en contratos de 20 años. En conjunto, el proyecto supera los u$s15.000 millones de inversión entre infraestructura en tierra, gasoductos y las dos unidades de licuefacción, según estimaciones públicas recogidas por Shale24.
Alemania: llenar terminales y diversificar el reemplazo del gas ruso
El acuerdo se entiende mejor si se lo coloca sobre el mapa energético alemán de los últimos tres años. Tras la invasión rusa a Ucrania y el corte de gran parte del suministro por gasoductos, Alemania aceleró la construcción de terminales de importación de GNL, fundamentalmente a través de unidades flotantes de almacenamiento y regasificación (FSRU) en puntos como Wilhelmshaven, Brunsbüttel y Mukran, y con planes de terminales terrestres en Stade y Brunsbüttel hacia 2026–2027.
Los datos de la estatal Deutsche Energy Terminal (DET) muestran que el sistema alemán de terminales ya inyectó decenas de TWh al sistema de gas este año, al tiempo que se amplía capacidad regasificadora hacia 2027. En paralelo, los informes sectoriales señalan que algunas subastas de capacidad no lograron colocar todos los slots disponibles, reflejando un mercado europeo con demanda más contenida que en el pico de la crisis, pero todavía necesitado de fuentes diversificadas para completar el reemplazo del gas ruso. En ese contexto, según reconocen fuentes del sector consultadas por Shale24, contratos como el de Southern Energy cumplen tres funciones para Alemania:
1-Aseguran volumen base para nuevas terminales, dando utilización mínima a infraestructuras ya construidas y financiadas.
2-Diversifican el origen del GNL, sumando un proveedor sudamericano a un portafolio hoy dominado por Estados Unidos, Qatar, Noruega y África del Norte.
3-Reducen riesgo operativo al replicar un esquema que SEFE ya conoce: la empresa es cliente del Hilli Episeyo en Camerún y ahora trasladará su experiencia al mismo buque operando sobre Vaca Muerta.
La señal política también es clara. Berlín puede encuadrar el acuerdo dentro de su narrativa de “seguridad de suministro en la transición”: el GNL cumple un rol de respaldo mientras se despliegan renovables y se avanza en proyectos para reconvertir parte de estas terminales a amoníaco e hidrógeno en la próxima década.
Argentina: Vaca Muerta busca su primer cliente estructural de GNL
Del lado argentino, el acuerdo cristaliza una estrategia que se venía discutiendo desde hace años: transformar el excedente estructural de gas de Vaca Muerta en capacidad exportadora de largo plazo. La formación neuquina ya produjo un salto significativo en la oferta de gas no convencional y permitió reducir el peso de las importaciones en la balanza energética. El siguiente paso era encontrar un comprador dispuesto a firmar contratos a plazo suficiente como para financiar infraestructura de licuefacción.
Southern Energy es el vehículo elegido para ese salto. Constituida en 2024, la compañía se presenta como el primer proyecto de exportación de GNL a gran escala de Argentina, con dos FLNG que suman alrededor de 6 millones de toneladas anuales de capacidad.
Según pudo reconstruir Shale24, el contrato con SEFE funciona como “offtake ancla” para justificar la decisión final de inversión en el primer buque y acelerar la construcción de los gasoductos que vincularán la cuenca neuquina con la costa rionegrina. La llegada reciente de tuberías al puerto de San Antonio Este, destinada al gasoducto del GNL, es una muestra concreta de ese avance.
Por otro lado, el diseño elegido es consistente con la hoja de ruta de YPF, que desde hace tiempo venía priorizando esquemas de licuefacción flotante frente a una gran planta terrestre única: menores plazos de ejecución, mayor flexibilidad y menor exposición a los cambios de ciclo de la demanda global de gas.
Para la macroeconomía argentina, más allá de los números puntuales de exportación, el punto de quiebre es otro: por primera vez, un comprador estatal europeo acepta comprometer volúmenes significativos de GNL argentino en un contrato de largo plazo, lo que envía una señal sobre la percepción de riesgo regulatorio y operativo del país.
Qué le exige Alemania a Argentina (y qué espera Argentina de Alemania)
Debajo de la cifra de los 2 millones de toneladas por año, hay una agenda de condiciones cruzadas que explican por qué este acuerdo llega recién ahora.
Del lado alemán, la prioridad es la previsibilidad regulatoria. Un contrato a ocho años requiere claridad sobre reglas de exportación, impuestos y acceso al mercado de cambios. En Berlín y en los bancos que deberán financiar el proyecto leen el acuerdo a la luz del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) y de los marcos específicos para infraestructura energética que discute el gobierno argentino.
La segunda condición es ambiental. La Unión Europea avanza con normas más estrictas sobre emisiones de metano y trazabilidad del gas importado. Para sostener el contrato sin fricciones, el proyecto Argentina FLNG tendrá que demostrar capacidad de medir y mitigar fugas en toda la cadena, desde Vaca Muerta hasta la salida del GNL en el Golfo San Matías.
En sentido inverso, desde Buenos Aires y Neuquén se mira a Alemania como algo más que un cliente.
Argentina necesita:
Una fórmula de precio competitiva, probablemente indexada a hubs europeos, que permita cubrir costos de upstream, transporte y licuefacción con margen razonable frente a la competencia de Estados Unidos y Qatar.
Visibilidad más allá de los ocho años formales. En los hechos, el proyecto fue concebido con una vida útil de 20 años para las FLNG; la expectativa empresaria es que un buen desempeño en la primera etapa habilite extensiones o nuevos contratos, con SEFE u otros offtakers.
Puerta de entrada a la discusión energética europea. Tener a una empresa estatal alemana como primer gran comprador de GNL argentino posiciona al país en debates clave de Bruselas sobre seguridad energética, reglas de metano y financiamiento para proyectos de transición.
Desde Shale24, distintas fuentes del sector coinciden en que este acuerdo ordena una relación que hasta ahora estaba encapsulada en gestiones diplomáticas y anuncios sin ancla comercial concreta. Del lado alemán, el contrato alimentará una porción de la capacidad de terminales construidas a contrarreloj tras el corte del gas ruso. Del lado argentino, pone nombre y apellido al primer comprador estructural de GNL de Vaca Muerta y convierte un proyecto de u$s15.000 millones en vías de algo más relevante.