Argentina se alza como el principal impulsor del gas en Vaca Muerta, al tiempo que prevé mantener el ritmo de crecimiento en renovables. El dato se desprende del Panorama Energético 2025 publicado recientemente por la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE).
Según el estudio, la capacidad de generación renovable en la región creció un 7% respecto al año anterior. En este escenario, Argentina emerge como un actor estratégico que la posiciona competitivamente frente a sus vecinos del Cono Sur.
A diferencia de países como Paraguay o Uruguay, que ya alcanzaron niveles de renovabilidad cercanos al 100% basados en hidroelectricidad y eólica, la estrategia argentina se distingue por la consolidación del gas natural como combustible de respaldo y exportación.
El informe subraya que los países del Mercosur, con Argentina a la cabeza, avanzan hacia un nuevo modelo de transporte gasífero. Esta transformación busca optimizar costos regionales y posicionar al gas de Vaca Muerta como el puente necesario para que sus vecinos —cuyas matrices energéticas aún muestran mucha dependencia de combustibles fósiles— puedan bajar costos al tiempo que descarbonizan sus industrias.
Mientras la generación con carbón en América Latina siguió cayendo, el gas natural aumentó un 12%, impulsado en gran medida por la infraestructura argentina. De hecho, la OLADE prevé que el gas aumentará notablemente su protagonismo en la matriz total de generación eléctrica del Cono Sur, impulsado en buena medida por el gas de Vaca Muerta y toda la infraestructura de transporte asociada.

Pero Argentina no sólo aporta gas. El país también fue parte fundamental para el crecimiento del 19% en la generación eólica y solar registrado en la región durante el último año. El 61% de la nueva capacidad de generación en la región provino de nuevas centrales eólicas y solares. En Argentina, la implementación de proyectos de Generación Distribuida (bajo la Ley 27.424) permitió que comercios y hogares se sumen como generadores a la red, una tendencia que el país lidera junto a Brasil y Chile.
Si bien Brasil y Uruguay mantienen mayores índices de renovabilidad absoluta, Argentina destaca por la velocidad de su diversificación. El país logró reducir muy rápidamente su dependencia de combustibles líquidos (que en la región cayó un 31% este año) mediante el aprovechamiento de los vientos de la Patagonia y la radiación solar de la cordillera.
De todas formas, el informe de OLADE advierte sobre la variabilidad climática que afectó a algunas represas hidroeléctricas. Esto obligó a los países a buscar soluciones de respaldo. Argentina se posicionó mejor que sus pares ante estas crisis gracias a su robusta red de gas natural, que evitó apagones en periodos de sequía. No obstante este beneficio diferencial, el país enfrenta el reto regional del almacenamiento, con una capacidad de baterías todavía limitada.
El Panorama 2025 proyecta que para 2050 la capacidad renovable en la región pasará del 68% actual al 83%. Para Argentina, el camino está trazado: mantener su estrategia de desarrollo energético a través del gas mientras continúa la expansión de su parque de renovables. En resumen, el 2025 encuentra a una Argentina que ya no sólo mira de lejos a los líderes verdes, sino que se integra al pelotón de vanguardia aportando seguridad, infraestructura gasífera y una de las tasas de crecimiento en energías no convencionales más sólidas del continente.