En un paso decisivo hacia la independencia energética, el Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo alcanzaron un acuerdo provisional sobre un reglamento que impone una prohibición escalonada y vinculante de las importaciones de gas natural ruso. La medida, pilar central del plan REPowerEU, busca poner fin a la dependencia de Moscú.
La regulación establece una hoja de ruta clara: la importación de gas natural licuado (GNL) ruso quedará prohibida a partir del 31 de diciembre de 2026, mientras que el gas por gasoducto se eliminará completamente en otoño de 2027 (con un plazo máximo del 1 de noviembre). Esto representa un recorte drástico a los flujos actuales, donde el gas ruso aún cubre alrededor del 13% de las necesidades de la UE en 2025 –equivalente a más de 15.000 millones de euros anuales–, pese a la caída desde niveles prebélicos.
“Esto es una gran victoria para nosotros y para toda Europa. Debemos poner fin a la dependencia de la UE del gas ruso, y prohibirlo permanentemente en la UE es un paso mayor en la dirección correcta. Estoy muy complacido y orgulloso de que hayamos podido llegar a un acuerdo con el Parlamento Europeo tan rápidamente. Muestra que estamos comprometidos a fortalecer nuestra seguridad y salvaguardar nuestro suministro energético”, declaró Lars Aagaard, ministro danés de Clima, Energía y Servicios Públicos, en el comunicado oficial del Consejo.

El acuerdo incorpora una fase de transición para contratos existentes, minimizando disrupciones en el suministro mientras se asegura el cumplimiento. Para contratos a corto plazo firmados antes del 17 de junio de 2025, la prohibición entrará en vigor el 25 de abril de 2026 para GNL y el 17 de junio para gasoducto. Los acuerdos a largo plazo de GNL se cortarán al 1 de enero de 2027, alineados con el 19º paquete de sanciones, y los de gasoducto, el 30 de septiembre de 2027 –condicionados al cumplimiento de objetivos de almacenamiento–, con un tope en noviembre.
Los acuerdos a largo plazo de GNL se cortarán al 1 de enero de 2027, alineados con el 19º paquete de sanciones, y los de gasoducto, el 30 de septiembre de 2027 –condicionados al cumplimiento de objetivos de almacenamiento–, con un tope en noviembre.
Los planes para diversificar
Modificaciones a contratos solo se permitirán por motivos operativos estrictos, sin aumentar volúmenes, y se introduce un régimen de autorización previa en aduanas: al menos un mes de antelación para gas ruso o en transición, y cinco días para el resto (siete en el punto de interconexión Strandzha). Países exentos incluyen grandes productores que exportaron más de 5 bcm a la UE en 2024 y restringen importaciones rusas, con la Comisión Europea facultada para actualizar la lista y detectar circumvenciones.
Todos los Estados miembros deberán presentar planes nacionales de diversificación para reorientar suministros y superar desafíos, notificando a la Comisión en un mes sobre contratos vigentes o vetos locales. La norma se extiende a importadores de petróleo ruso, con una propuesta legislativa de la Comisión para su fase out antes de fin de 2027.
El anuncio resuena en el contexto geopolítico: la UE recibe cerca del 15% de su GNL de Rusia, un flujo que ahora se redirigirá hacia alternativas seguras. Aquí entra el factor transatlántico. El presidente Donald Trump, ha intensificado presiones para que Europa corte lazos con Moscú y eleve compras de LNG americano, posicionando a Washington como proveedor clave en la diversificación. Este acuerdo no solo fortalece la resiliencia europea, sino que acelera un mercado global donde productores como Qatar, Australia y EE.UU. –y potencialmente emergentes como Argentina vía Vaca Muerta– ganan terreno.
El pacto, que sigue a la posición del Consejo del 20 de octubre, será avalado por ambas instituciones antes de su adopción formal. En el marco de la Declaración de Versalles de marzo de 2022, marca el cierre de una era de vulnerabilidad fósil rusa, impulsando un futuro de suministros diversificados .